La sonrisa etrusca

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José Luis Sampedro
Debolsillo

Un viejo campesino calabrés llega a casa de sus hijos en Milán para someterse a una revisión médica. Allí descubre su último amor, una criatura en al que volcar toda su ternura: su nieto, que se llama Bruno, como a él le llamaron sus camaradas partisanos.

Descripción

La historia se desarrolla en Milán, adonde Salvatore Roncone, un viejo cascarrabias, tozudo y extraordinariamente apegado a la tierra calabresa en la que nació, es trasladado por su hijo Renato para ser tratado de un cáncer. En la gran ciudad encara el choque de dos mundos: el de su hijo y esposa, quienes, junto a su único hijo, Bruno, de trece meses de edad, forman una típica familia burguesa y urbana, con el suyo en el sur de Italia, mundo de sabores, de olores, de rancias y machistas costumbres y de rencillas familiares. El pequeño nieto se llama Bruno, nombre que hace feliz al abuelo, pues, aun ignorándolo su propio hijo, era el nombre que recibía Salvatore en la clandestinidad partisana. Se establece así una relación entre el abuelo y el nieto, en quien vuelca su ternura y a quien intenta transmitir su amor por la vida, que a él, como consecuencia de la enfermedad, se le va escapando. Pero eso no impide a este detener su vida. Hasta tal punto llega su afán de demostrar que aun es capaz de llevar los hechos lo más normalmente posible. Tanto es así que vuelve a enamorarse… demostrándonos que nunca es tarde.

Afinidades