El niño que comía lana

17,90

Cristina Sánchez-Andrade
Anagrama

Un niño traumatizado por la desaparición de su cordero empieza a comer lana, que vomita en forma de bolas; un ama de cría sueña con emigrar a América mientras mantiene la leche utilizando a un perrito; a un marqués le proporcionan dentaduras postizas de dudosa procedencia. Moviéndose entre lo macabro y lo irónico, entre la fábula y el esperpento, el realismo más crudo y la fantasía más desaforada, estas historias son una excelente muestra del particular, inimitable y estimulante universo literario de Cristina Sánchez-Andrade

Descripción

En sus historias se asoman la Galicia rural, la España profunda, los escenarios de sainete, los personajes estrambóticos y las situaciones imposibles. Aparecen la muerte, el sexo, la codicia, las ensoñaciones, los engaños y los desengaños, pero también algún que otro crimen, toques grotescos, pinceladas macabras y un humor peculiarísimo, descacharrante y a veces perturbador.

La autora, que ya dejó constancia de la potencia de su personal voz en estupendas novelas como Las Inviernas y Alguien bajo los párpados, demuestra aquí un dominio prodigioso de la distancia corta con relatos que seducen y sorprenden, llenos de giros inesperados. Cuentos deliciosamente perversos, inquietantemente divertidos, pérfidamente sugerentes.

«Una escritura que trabaja con los sentidos, una leyenda a ras de suelo, salvaje y feroz… Algo radicalmente nuevo en la literatura en castellano, original e insólita» (Manuel Rivas).

«En el caso de Cristina Sánchez-Andrade puede hablarse, desde luego, de una escritora con un mundo propio e insólito y un estilo que sorprende» (Luis García Jambrina, ABC).

«Esquiva el realismo común y da rienda suelta a una creatividad absoluta» (Santos Sanz Villanueva, El Mundo).

 

Afinidades